La conservación de un empleo después de las dos graves recesiones que acaba de atravesar la economía gallega y ante la perspectiva de una recuperación lenta, más lenta de lo esperado a la vista de la rebaja en las previsiones de la Xunta para el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) este año -del 1,2% al 0,9%-, supone todo un ejercicio de supervivencia. La comunidad perdió durante 2013 otro 5% de sus asalariados. Casi 42.000 personas, hasta cerrar el ejercicio con 777.000 trabajadores a contrato de una empresa o una administración pública. La caída se dispara hasta el 15,8% en comparación con el máximo histórico registrado en 2008, cuando el mercado laboral inició el progresivo deterioro que aún hoy arrastra por el elevado nivel de desempleo y la merma de los sueldos. Los quintos más bajos en el caso de la comunidad, con un bruto mensual del 1.728 euros, 141 euros menos que la media estatal. En comparación con 2012, la retribución cae un 1,7% y un 3,25% desde 2011. De entre todas las autonomías, solo Murcia, con un recorte del 8,6%, supera la variación de Galicia, donde prácticamente la mitad de los trabajadores no gana ni 1.000 euros limpios.

Aunque los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) son fruto de la Encuesta de Población Activa y solo ofrecen las cantidades sin aplicar cotizaciones sociales e impuestos, su radiografía permite observar tendencias y muestra muchas semejanzas con las que también refleja la Agencia Tributaria. Que la pérdida de poder adquisitivo es un hecho y que Galicia está a la cabeza de las rebajas salariales en el país. Al menor sueldo bruto hay que añadir, además, que en estos dos ejercicios comparados por el INE se aplicó una subida del IRPF -con un coste de alrededor de 1.000 euros para un empleado que ingrese 35.000 euros por ejercicio-; y que el IPC aumentó en ese periodo un 3%.

El 45% de los asalariados gallegos en 2013 estaban por debajo de los 1.411,8 euros brutos mensuales. Si a esa cantidad le restamos cotizaciones e IRPF y la dividimos en 14 pagas -porque el concepto de sueldo bruto en la información del INE viene de repartir en 12 meses todo lo percibido en el ejercicio, con las posibles extras prorrateadas-, el cobro limpio se reduce a unos 970 euros. Por lo que uno de cada dos trabajadores de la región no llega al antes popular mileurismo.

Dentro de toda esa franja, hay 69.500 contratados que, como mucho, se embolsan 638 euros brutos. Otros 83.500 no superan los 983 euros al mes, también sin descontar la carga fiscal. En el otro lado de la moneda están los 56.000, el 7,2% de los asalariados gallegos, que reciben 3.350 euros al mes.

El 15% tiene jornada parcial. Son 117.400 trabajadores, con un aumento desde 2008 del 21%. Evidentemente, eso implica condiciones laborales peores. La inmensa mayoría, 108.000, cobran menos de 800 euros al mes. Aunque hay un grupo de 1.000 con horario reducido que duplica el salario medio gallego pese a estar operativos muchas menos horas. Precisamente, según el tipo de contrato, el sueldo bruto se sitúa en los 648 euros de una jornada parcial y los 1.921 brutos de una completa.