A Xosé Crespo, actual alcalde de Lalín, le gusta "arriesgar". Fue el primero en apostar por la fusión municipal cuando presidía la Federación Galega de Municios e Provincias (Fegamp) y, aunque entonces parecía una quimera, hace poco más de una semana se aprobó la integración de Oza y Cesuras. También dio la batalla desde la institución municipalista para que los parques eólicos pagaran el IBI a los concellos, decisión que acaba de ratificar el Supremo y que tendrá efectos sobre los ayuntamientos de toda España. Y ahora desde su puesto de regidor y pese a ser el alcalde con más apoyo electoral de entre los municipos gallegos de más de 20.000 habitantes -tiene 14 de los 21 ediles de la corporación- se ha lanzado a otro "ensayo": intentar conformar un gobierno de concentración.

-¿Por qué con una mayoría absoluta tan aplastante propone un gobierno de concentración?

-Se trata de aunar esfuerzos, de trabajar como un gobierno único. Eso nos permitirá ser más eficaces y más eficientes en una época en la que la crisis nos está dando leña por todos lados.

-Pero ya llevamos varios años de crisis, ¿por qué justo ahora?

-Me impulsó fundamentalmente el hecho de que perdemos mucho tiempo en triquiñuelas, en caralladas, en lugar de ocuparnos de las cosas trascendentales. Los políticos perdemos mucho tiempo. Por ejemplo, observo que en el último pleno nos pasamos dos tercios del debate hablando de temas que tienen que ver con el Parlamento español o con el Parlamento gallego. Además por sistema cuando la oposición presenta un proyecto, normalmente el grupo de gobierno tiene poca receptividad aunque sea una buena propuesta. Y pasa lo mismo al revés. Funciona mucho el partidismo. Venimos de un sistema en el que cuando la oposición propone el Gobierno machaca, y cuando el Gobierno propone, la oposición intenta poner palos en la rueda.

-¿Cree que hay buena disposición en la oposición para llegar a acuerdos?

-Yo les hice una propuesta el jueves pasado a los portavoces. A nivel personal lo valoraron de una forma positiva, quedaron de hablarlo con sus respectivos grupos políticos para tomar una decisión. La semana que viene tendremos una reunión para ver si vamos hacia ese nuevo sistema de gobierno, que es novedoso y es generoso por nuestra parte.

-¿En que consistirá exactamente ese nuevo sistema de gobierno?

-El gobierno sigue siendo el que es pero hay acuerdos en temas vitales. La oposición participará en todos los órganos de gobierno. Por ejemplo, la junta de gobierno está formada, según la Ley de Bases de Régimen Local, por 7 miembros. Pero nosotros somos 14 concejales. Hay siete de nuestros ediles que se suman a la junta de gobierno con voz pero sin voto.En esta junta de gobierno se cuece el 90 por ciento de la política municipal. Pues yo le ofrezco que estén representados en esta junta de gobierno con voz pero sin voto. Y también en todos los órganos de gobierno que hay en el concello en una representación lógica. Podrán participar activamente.

-Dice que va a ser generoso, ¿qué espera a cambio de la oposición?

-Lo único que pido es lealtad. Sé que esto tiene riesgos, sé que hay que desbrozar. Hace falta una gran dosis de generosidad por parte de los grupos y de responsabilidad. Y en tercer lugar, hace falta una parte de renuncia a lo que uno considera que legítimamente le puede corresponder como grupo político. Si nosotros hacemos valer la mayoría, no necesitamos de la oposición, pero el proyecto de Lalín podría quedar cojo.

-¿Por qué cojo?

-Cada vez hay un divorcio más grande entre ciudadanía y clase política. Por eso me gusta hacer este ensayo en Lalín. Aquí los grupos de gobierno y la oposición tenemos una relación cordial.

-En concreto, ¿qué proyectos cree que se deberían pactar con la oposición?

-Los temas de comer. Con la oposición no queremos hacer el abrazo del oso. Pretendo que cada grupo haga su estrategia política pero en los temas trascendentales para Lalín pactemos y tiremos todos juntos del carro.

-También es una manera de neutralizar las críticas de la oposición...

-No quiero atar a la oposición. No necesito neutralizarla porque tengo dos tercios de apoyo. Si algo me sobran, son votos. No necesitamos su apoyo para gobernar pero sí su apoyo moral para que los proyectos que salgan adelante, aunque nos equivoquemos en alguno, tengan una base más sólida. Vale la pena intentarlo con los riesgos que tiene. Porque esto puede terminar como el rosario de la aurora. No piense que esto será fácil de asumir para los miembros del gobierno municipal. Acostumbrados a gobernar en solitario y con tranquilidad, ahora tener que hacer ciertas concesiones, duele y es duro, pero vale la pena.

-¿Cree que su modelo es extrapolable al Parlamento gallego o al nacional?

-No. Se puede hacer en un concello donde haya una relación institucional correcta. Donde haya una relación hostil es difícil. En un Parlamento esto es imposible, sea nacional o autonómico, salvo que sea una situación de riesgo o de pérdida de democracia. No se da la coyuntura para eso.