Pablo Cobián, el diputado del PP en el Parlamento gallego que dimitió en octubre del año pasado por su implicación en la Operación Campeón, admitió ante la juez que instruye el caso que el empresario farmacéutico Jorge Dorribo le entregó en mano 6.000 euros durante una comida y los guardó en el bolso de su mujer para después entregarlos al director deportivo del equipo de karting de su hijo.

Cobián, en la declaración que prestó ante la juez titular del Juzgado de Instrucción Número 3 de Lugo el pasado 28 de noviembre, aseguró que "jamás" recibió "ni un sólo céntimo por hacer una gestión política" o por hacer de intermediario para que determinadas empresas recibiesen subvenciones pues él ve la política "como un servicio público" y se dedicaba a ayudar "a todas las personas" que se lo solicitaban.

El ex diputado y ex portavoz municipal del PP en Oleiros conoció a Jorge Dorribo, según declaró, entre diciembre de 2009 y enero de 2010 porque se lo presentó el padre de un amigo del colegio de su hijo, que le explicó que el empresario farmacéutico tenía un equipo de carreras que podía patrocinar a su hijo, piloto de karting.

A lo largo de la declaración Cobián destaca su ilusión por la carrera de su hijo y que al tener a Dorribo como patrocinador éste recibía a cambio una buena "imagen" porque en el casco y ropas del chico aparecía el nombre de su equipo, Nupel Global Racing (en la declaración aportó un dossier de prensa sobre la carrera del hijo).

Cobián, que reconoció que la carrera automovilística es muy cara (el presupuesto para la temporada de carreras de 2011 de su hijo era de 162.300 euros, más gastos de viajes, sin incluir IVA), admitió que comió "en dos ocasiones" con Dorribo y el empresario Carlos Monjero (también imputado) en el restaurante Coto Real de Rábade.

En una de estas comidas Dorribo le entró 6.000 euros en efectivo que metió en el bolso de su mujer para llevarlo para Portugal pues era para pagar "una carrera puntual" en ese país, fuera del pago acordado por el patrocinio, que ascendía a 100.000 euros. En otro momento de la declaración afirmó que el dinero después se lo dio al director deportivo de su hijo.

Pablo Cobián negó sin embargo a continuación que en casa de Dorribo éste le hubiese dado otras dos cantidades, una de 45.000 euros y otra de 10.000 euros.

Afirmó que era "absolutamente falso" y que lo que hubo en las cenas con las respectivas mujeres de ambos fueron charlas "distendidas" y si ahora el empresario decía eso era una "calumnia".

Cobián añadió que estaba pasando un "calvario" y que políticamente sufrió "un daño irreparable" por su imputación, que también ha afectado a la vida de su hijo. Subrayó que él tenía dinero, tras vender su empresa hacía unos años, y no dependía de su sueldo de político. Es más, aportó de su bolsillo de "80.000 a 90.000" euros para las careras de su hijo.

El ex diputado aseguró que del patrocinio de 100.000 euros, Dorribo al final no le abonó más que un adelanto de 13.000 y luego un pago de 50.000 euros y podía presentar facturas de todo.

En el sumario del caso, los agentes de Vigilancia Aduanera constaron que el 28 de marzo de 2011 Cobián fue a Lugo a casa de Dorribo y tras avisarle su mujer éste le mandó ir a la nave de Nupel en O Corgo, en la que permanece media hora. Los agentes al día siguiente escuchan la llamada de Cobián a Carlos Monjero en la que el ex político le confiesa que estuvo con Dorribo y le pagó "parte" del dinero, 50.000 más IVA.

Ante el director del Igape se "interesó" por un préstamo pedido por el empresario

Cobián declaró ante la juez que él nunca medió para lograr subvenciones para empresas de Dorribo o socios de éste pues lo único que hacía era "interesarse" por la marcha de expedientes. Admitió que Dorribo le habló de un proyecto sobre medicamentos genéricos y como eso suponía reducir costes para la Administración era "interesante". Jorge Dorribo le informó de que había solicitado préstamos y le pidió si podía interesarse por cómo tenía el expediente y Cobián se puso "en contacto con Joaquín Varela", director del Igape, para ver cómo estaba el expediente. Aunque negó que influyese, admitió que pudo decir: "Oye, Joaquín, esto no avanza", pero no estaba "encima de él".