Las administraciones buscan cualquier resquicio para aumentar sus ingresos en una época de penurias financieras. La Xunta ha fijado su atención en el mundo del juego, a pesar de las críticas de las asociaciones de jugadores, que lamentan su afán recaudatorio a través de la regulación de nuevas modalidades de apuestas.

Y es que la Xunta no se queda solo en la instalación de máquinas de apuestas deportivas, presentes ya en Madrid y el País Vasco y con una larga tradición en Inglaterra, donde se puede apostar no solo al ganador de partido de fútbol o un combate de boxeo, sino también por los Artic Monkeys como próximos ganadores de los premios musicales Brit, por ejemplo.

Entre el año pasado y éste, la Consellería de Presidencia, competente en materia de juego, ha abierto varios frentes para adaptar su ley de juego, que data de 1985, al siglo XXI. Además del citado, estudia cómo legislar el juego a través de internet, que abarca no solo apuestas deportivas, sino póker o casinos virtuales, para aplicar un impuesto a un ingente movimiento de dinero que por el momento no tributa. De hecho, la mayor parte de casinos virtuales operan desde paraísos fiscales, si bien el Gobierno central ya ha aprobado una ley del juego para regularlo. Ahora falta que la Xunta apruebe un decreto para desarrollarlo y asumir la recaudación en Galicia.

El Gobierno de Núñez Feijóo también ha cedido a una demanda del sector que chocaba con la oposición de las asociaciones de exjugadores: permitir la instalación de cajeros autonómicos y de pago con tarjeta en los bingos, de forma que los locales podrán aumentar su negocio y la Xunta, su recaudación, que asciende al 23,5% de lo que ganan, según el último Informe Anual del Juego elaborado por Interior.