La escopeta que muchos guardan bajo llave en casa no es para cazar liebres ni perdices. El temor a los asaltos y robos en viviendas, en aumento desde que arrancó la crisis, ha disparado la demanda de escopetas y de armas de tiro deportivo para protección personal. "Muchos se hacen cazadores para tener un arma en casa", detectan desde la Guardia Civil de Galicia. El actual reglamento de armas, que se endurecerá todavía más con la reforma que ultima el Ministerio del Interior, es muy restrictivo en el acceso a un arma corta, lo que ha llevado a cientos de gallegos a tramitar una licencia de escopeta o de arma de tiro olímpico como elemento de defensa ante posibles asaltos a sus casas.

En la actualidad, las autorizaciones de armas cortas están limitadas a políticos, jueces, militares retirados, funcionarios de prisiones o particulares que están sometidos a algún tipo de amenaza. "No basta con tener una sospecha, el demandante de una licencia B –arma corta– debe demostrar que tiene una amenaza real. Lo primero es presentar una denuncia por estos hechos, además de un certificado psicotécnico que confirme las aptitudes físicas y psíquicas para utilizar un arma de estas características", apunta el teniente Pablo Lago Blanco, interventor de armas de la Guardia Civil de A Coruña. Es por la exigencia de estos requisitos, que muchos han optado en los últimos años por hacerse cazadores con la única pretensión de tener un arma en casa.

Los cazadores denuncian que el reglamento de armas que ultima Interior supondrá la retirada de 800.000 armas en el país

De las más de 206.000 armas registradas en Galicia, solamente 833 son cortas. El 90% corresponden a escopetas –un total de 124.937 licencias y 186.123 armas– y de caza mayor –13.520 autorizaciones y 8.761 armas–.

Pese a las quejas de los cazadores, armadores y tiradores sobre el nuevo reglamento de armamento que prepara Interior, del que aseguran que supondrá la retirada de unas 800.000 armas en España, el interventor de armas de la Guardia Civil en A Coruña da por hecho que con la norma en la mano "en cuestión de licencias no hay un restricción mucho mayor de la que había hasta ahora". Una de las grandes modificaciones –según apunta el teniente Lago Blanco– será la obligatoriedad de un examen que hasta ahora no se hacía para los demandantes de una licencia F –de tiro deportivo–. "En este caso sí que hay gente que no puede acceder a una licencia de arma corta para defensa y opta por una de tiro deportivo, aunque este supone una serie de costes como estar en un club y hacer una serie de tiros anuales para conservar la autorización", admiten desde la Guardia Civil de A Coruña.

Otro de los cambios que recoge la reforma de Interior, que ha decidido ampliar el plazo para la presentación de alegaciones hasta el próximo día 22 debido al malestar del sector porque considera que el departamento que dirige Rubalcaba intentaba usar las fechas navideñas para colar la norma, es la referida a la inutilización de las armas. "Lo que hasta ahora se pedía para inutilizar un arma [para una pistola solo era un fresado en el cañón, no era suficiente y eso permitía que volvieran a ponerse en el mercado negro. Ahora serán inutilizadas totalmente y tendrán que estar marcadas por el Banco Oficial de Pruebas. Además con tanto fresado y eliminación de mecanismos quedarían muy estropeadas desde el punto de vista estético", apunta el teniente Lago.

Pese al llamamiento a la tranquilidad por parte de Interior, los cazadores denuncian que el borrador supondrá la retirada de la mitad de las escopetas y rifles que tienen los gallegos. Mientras, fabricantes y comerciantes aseguran que la aprobación tal cual está redactado el proyecto supondrá la "debacle" del sector.

En cuanto a las limitaciones para la caza, el proyecto recoge restricciones en el uso de las carabinas de calibre 22 –empleadas sobre todo para prácticas de puntería–, obliga a sus propietarios a inscribirse en una Federación de Tiro y pasar un examen. Pero la limitación fundamental se refiere al uso de rifles y escopetas, que prácticamente copan ya el parque de armas de los practicantes de la cinegética. El borrador impide además que tengan cargadores modificables o extraíbles para adaptarse al número de cartuchos (tres) que debe contener el arma.