En paralelo a su creciente implantación, sobre todo tras la firma del famoso protocolo de Kioto en diciembre de 1997 para poner la primera piedra a la lucha contra los gases de efecto invernadero, las conocidas como energías renovables se han ido consolidando como un sector propio por el que ya no hay administración que no apueste. De hecho, en Galicia se presenta como uno de los puntales estratégicos de la economía, un motor para cambiar el anquilosado tejido productivo y, de paso, cumplir con las exigencias de cuidado del medio ambiente. Los aprovechamientos hidroeléctricos y la tecnología eólica –las instalaciones solares son residuales de momento en la comunidad– concentran el 60% de toda la potencia operativa para conseguir electricidad. Eso, su cada vez mayor peso en el parque de generación gallego, junto con la meteorología intensa de este año ha llevado a que su aportación se dispare hasta un récord histórico. Prácticamente tres de cada cuatro megavatios hora (MWh) que se produjeron e Galicia durante la primera mitad de 2010 vinieron de fuentes limpias.

Nunca antes ni los embalses ni los parques de aerogeneradores tuvieron un periodo tan activo. De ahí que el grifo de otras centrales se cortara y su funcionamiento fuera muchísimo menor al de otros ejercicios –tanto las dos térmicas de carbón de As Pontes y Meirama como los ciclos de gas– y que por primera vez también Galicia alcanzara el segundo puesto entre todas las regiones españolas con mayor generación eléctrica. La comunidad se ha puesto por encima de Andalucía y Castilla y León, tradicionalmente más productoras, y solo Cataluña, la mayor potencia energética del país, aportó más electricidad entre enero y junio, según los datos del Ministerio de Industria.

La producción eléctrica bruta de Galicia en el primer semestre rozó los 15,5 millones de MWh –el alza se sitúa en el 17%–, de los que un 72% llegó de las hidroeléctricas (6,682 millones), los parques de aerogeneradores (4,348 millones) y la fotovoltaica (6.466 MWh). El resto de la electricidad se concentró en las centrales termoeléctricas, con el predominio del carbón (2,225 millones de MWh) y el gas natural (1,417). La generación con energías convencionales se completa con la central de fuel que gestiona Gas Natural Unión Fenosa en la localidad coruñesa de Sabón (440.530 MWh) y el resto de combustibles (358.192 MWh).

En 2009

Un perfil que dista mucho de la generación acumulada en el mismo periodo del pasado 2009. La actividad de los embalses se está disparando un 77% por el impacto de las abundantes lluvias en la primera mitad del año y la eólica, impulsada también por los numerosos días de buen viento, aumenta un 24%. Todo lo contrario que la producción térmica, con una caída del 26%; la central de fuel, donde el descenso fue del 35%; y el gas, con una contribución un 22% menor a la del año pasado.

Pese a los evidentes avances en autonomías como Galicia –la mayoría de las regiones que cuentan con el viento como un recurso disponible tienen en marcha planes muy ambiciosos para la construcción de nuevos parques eólicos–, a las renovables les queda todavía mucho camino que andar en España para alcanzar el 40% en fuentes limpias entre el consumo eléctrico y más de un 20% en toda la demanda energética con el horizonte de 2020. Entre enero y junio, según el departamento que dirige Miguel Sebastián, supusieron el 36% de la electricidad.

¿Qué ocurrió en el resto de comunidades? Los únicos datos que se asemejan a Galicia en la aportación de las renovables está en Castilla y León, donde supusieron alrededor del 80%. En su caso, por el comportamiento de la hidráulica, con más de 8 millones de MWh. Justo por detrás de ambas está Cantabria, con un 60% de la electricidad procedente de tecnologías limpias, aunque en los números absolutos la comparación pierde muchísima fuerza. Su generación completa no llega ni al millón de megavatios.

En Aragón se alcanzó el 53,8%; en Castilla-La Mancha, el 48%; un 46% en Navarra; y un 40% en La Rioja. Las comunidades que faltan tienen un mix de generación donde predominan las centrales termoeléctricas. El mejor ejemplo es Cataluña, la líder eléctrica, donde las renovables representan solo el 17% de su generación.