Galicia se está viendo seriamente afectada en su línea de flotación por una crisis que, aunque llegó algo más tarde a esta comunidad que a otras del Estado, está destruyendo los pilares básicos de su economía. Ni uno de los grandes sectores está a salvo. El problema del naval está adquiriendo tintes dramáticos, pero también el de la automoción, que ha tenido importantes recortes de producción y de empleo. La pesca se encuentra en una encrucijada de difícil salida y la caída de la construcción ha afectado de lleno a las empresas graniteras, madereras y fabricantes y suministradores de materiales, tanto en lo que se refiere a obra pública como privada. Solo en lo que va de año la comunidad ha perdido 1.509 empresas, mientras que desde enero de 2007 esta cifra se dispara hasta las 5.000.

La mala situación de la economía gallega se refleja en los datos del Producto Interior Bruto (PIB) de la comunidad que, al cierre del tercer trimestre, se sitúa en un 0,6%, dos décimas inferior a la media nacional. Pero lo más grave es que Galicia no está saliendo de la crisis, sino que se aproxima a una nueva recesión con el PIB en constante descenso. El crecimiento de la economía gallega en el primer trimestre fue del 0,4%, mientras que en el segundo cayó al 0,2% y en el tercero se estancó en el 0,0%.

La desaceleración viene marcada por la fuerte caída de la producción industrial, que sigue en franco retroceso. El último dato del Índice de Producción Industrial, correspondiente al mes de septiembre, sitúa a Galicia como la comunidad española en la que más cayó la actividad de sus industrias. La producción registró un descenso del 8,8%, frente una caída más moderada del 1,7% de la media española.

La situación de deterioro ha sido constante en los últimos meses, ya que hay que remontarse al mes de agosto de 2010 para encontrar el último dato positivo de producción industrial. Todos los sectores productivos han registrado fuertes pérdidas, como el naval, construcción, automoción, textil, granito o madera. En este marasmo solo se salvan las industrias alimentarias, que registran avances significativos, como es el caso de Pescanova.

El sector energético, que pesa en los índices de producción industrial, también ha mantenido un crecimiento negativo por la prolongada sequía registrada el último verano, por la falta de agua en los embalses.

Las expectativas no van a ser mejores. La Consellería de Facenda mantiene para este año un crecimiento del 1%, porcentaje que va a ser muy difícil de alcanzar. También defiende que para 2012 el crecimiento se situará en el 1,5%, dato que los economistas ponen en cuestión.

La crisis industrial que atraviesa Galicia tiene su reflejo más negativo en el incremento del desempleo, que al cierre del mes de noviembre situaba el número de parados gallegos en los 253.416, con una destrucción diaria de 376 puestos de trabajo.

Por sectores, es el de servicios el que aglutina un mayor número de personas que perdieron su empleo, el 54,3% del total por el cierre de pymes y negocios autónomos. Desde el inicio de la crisis, en la mitad del año 2008, y hasta el tercer trimestre de este año, los servicios perdieron 36.400 empleos. La mayor parte corresponden a comercios en prácticamente todas sus ramas, pero también a otras actividades como las agencias de viajes que se han visto seriamente afectadas por la crisis.

El sector de la construcción es el que hasta el momento más ha sufrido la crisis tras el estallido de la burbuja inmobiliaria que dejó en las colas del paro a 41.843 trabajadores. El número de empresas cayó en un 65%, aunque desde la patronal del sector se señala que muchas de ellas era de nueva creación y que "se habían subido al carro" en pleno boom constructivo. La gran bolsa de inmuebles terminados y sin vender, que se estima en 15.000, de los que una gran parte están en manos de las cajas de ahorro y los bancos. Solo Novacaixa acumulaba el pasado mes de agosto un total de 3.000 viviendas en su stock.

Tras la construcción, por número de parados se sitúa la Industria con 38.759 trabajadores sin empleo. Casi una tercera parte proviene del sector naval que sólo en la comarca de Vigo perdió más de 8.000 trabajadores. Los grandes astilleros, a excepción de Metalships y Freire, se encuentran en una situación crítica, con Barreras y Vulcano en concurso de acreedores y Factoría Naval con su producción paralizada por falta de acuerdo con los armadores.

El buque insignia de la Industria gallega, la planta del Grupo PSA Peugeot Citroën en Vigo, también ha recortado su producción en un 11%, pasando de producir 400.000 automóviles en 2010 a unos 355.000 al cierre del presente ejercicio. Con una producción a la baja en esta planta, el efecto dominó ha perjudicado a la producción y al empleo de toda la industria auxiliar, en donde se han producido regulaciones de empleo en la mayoría de las empresas.

La Consellería de Industria es incapaz de hacer frente a la sangría que está padeciendo el tejido industrial gallego, a pesar de haber avalado con 273 millones en los últimos dos años a numerosas empresas, entre las que se encuentras tres grandes astilleros del sur de Galicia como Barreras, Factorías Vulcano y Factoría Naval de Marín, además de otras industrias dedicadas al sector de la alimentación como Alfageme o Clesa.

Las suspensiones de pagos en el sector industrial se triplicaron en el tercer trimestre del año, en el que 80 empresas demandaron la intervención judicial de sus cuentas por la imposibilidad de hacer frente a sus pagos, frente a las 59 que lo hicieron en el mismo periodo del año anterior, convirtiéndose en la quinta comunidad con más concursos.

En los tres primeros trimestres del año, un total de 268 empresas gallegas presentaron suspensión de pagos, lo que hace prever que al cierre del ejercicio el número de sociedades concursadas superará a las de 2010, año en el que se registraron un total de 293 suspensiones de pagos.

Los expertos afirman que la situación aún puede ser peor en los próximos meses y reclaman medidas más efectivas por parte de la Xunta, tanto en cuanto las emprendidas hasta el momento no han dado los resultados esperados, sino más bien todo lo contrario.