- ¿Cuál es su balance de los Juegos de Londres?

- El balance es bastante positivo después de cuatro años duros, sobre todo los últimos dos, con todas las complicaciones que entraña estar fuera de casa. Han sido dos platas y un bronce que estaban dentro de lo previsto y estoy muy satisfecho por cumplir mis objetivos.

- Usted ha sido uno de los nombres propios de Londres, al convertirse en el segundo español con más medallas paralímpicas, dieciséis.

- Sin quitarle mérito a Teresa Perales, que tiene veintidós, yo tengo ocho medallas de oro y en ese sentido todavía le sigo ganando. Si había alguien que pensase que yo ya había tocado techo, he demostrado que todavía sigo aquí para dar un poco de guerra.

- Los otros dos nombres, al menos en su entorno, han sido Daniel Días y Roy Perkins, que se repartieron todos los podios de las pruebas en las que usted participó.

- El brasileño Daniel Dias, que se colgó todos los oros, ya sabía lo que era capaz de hacer. Roy Perkins, norteamericano, tiene una buena progresión, pero si yo hubiese estado en los tiempos del Europeo de Berlín, no hubiese supuesto ningún problema. Es un crío de veintiún años y en Río seguro que me presenta mucha más batalla. Es importante que haya un contrincante tan parejo, porque me sirve de estímulo.

- Entonces, ¿ya es algo seguro que va a echar el resto por llegar a Río de Janeiro 2016?

- Yo lo que tengo es una ilusión de seguir día a día, porque a mi edad todavía tengo el mono de pelear. A mí me gustan los retos y eso es lo que me ha animado a tomar la decisión de continuar. Ahora solo falta reunirse con los técnicos para planificar todo, porque yo me vuelvo a Vigo, a entrenar allí y a reincorporarme a mi puesto de trabajo.

- ¿En qué momento decidió prolongar su carrera hasta los próximos paralímpicos?

- Durante toda mi estancia en Londres fui haciendo un balance para saber si me merecía la pena tanto sacrificio y terminó de fraguarse un día; mientras nadaba en la piscina de calentamiento, se cruzó Daniel Dias conmigo, lo paré, nos agarramos a la corchera y le dije: "Vete preparándote porque voy a por ti en Río, que en los 50 metros libres aún no está todo dicho", y acto seguido nos reímos y nos dimos un abrazo.

- Deduzco, por lo tanto, que su relación con su principal rival va más allá de lo deportivo.

- Nos entendemos perfectamente, estuvimos todo el tiempo de cháchara, haciendo bromas hasta los segundos antes de tirarnos al agua y de hecho, se casa en febrero y me ha invitado a su boda.

- ¿Qué es lo primero que hará cuando regrese a su casa en Vigo?

- Lo primero es estar con mi gente. Sé que me están esperando con una buena ración de pulpo y una buena mariscada, y comeré todo lo que no he podido comer durante todos estos años sin ningún tipo de remordimiento.

- El camino a Río, Juegos a los que llegará con 61 años, ¿se antoja más duro que el que le llevó hasta Londres?

- Voy a volver a trabajar en la ONCE, mi vida laboral sigue y tendré que compaginar la venta del cupón con los entrenamientos. Estos dos últimos años, que pedí la excedencia para irme a entrenar al centro de alto rendimiento de Madrid, han sido una excepción gracias a la beca ADO, pero ahora, tal y como están las cosas en España, todo se va a complicar un poco más y voy a depender de los patrocinadores para saber cómo van a ser mis entrenamientos y mi preparación.