Gondomar urge reformas para acabar con su punto negro de accidentes

El accidente mortal en el que perdió la vida un vecino de 21 años minutos después de la medianoche del miércoles ha sido la gota que ha colmado el vaso. Ocurrió en el kilómetro 18 de la PO-340, la carretera que une Gondomar con A Ramallosa, en el barrio de Fontán, parroquia de Mañufe. El mismo en el que han muerto otros dos chicos, uno de 25 años en 2016 y otro de 19 en 2019, en el entorno de la estación de servicio y en plena recta. “Van tres mozos en 8 anos e non podemos tolerar máis”, clamaba ayer el alcalde, Paco Ferreira, que exige a la Xunta “dunha vez por todas” medidas para acabar con este “punto negro” a tan solo unos metros del centro urbano. El Concello decretó dos días de luto oficial, ayer y hoy, en señal de duelo y apoyo a la familia de la víctima.

La Guardia Civil ha abierto una investigación para determinar las causas del último accidente mortal. Al parecer, el motorista fallecido circulaba en sentido Gondomar y se dirigía a su casa, a tan solo 300 metros. Según indicaron fuentes cercanas al caso, en Volkswagen Golf pilotado por otro joven del municipio de 26 años lo embistió tras invadir el carril contrario para adelantar a otros dos vehículos.

El coche lo embistió tras invadir el carril contrario para adelantar a dos vehículos

Al lugar, en las inmediaciones de la estación de servicio, acudieron una ambulancia del 061 y personal sanitario del PAC de Nigrán, sin que pudieran hacer nada por su vida. El conductor del coche fue trasladado al hospital Álvaro Cunqueiro, aunque resultó herido leve, tal y como indicó el 112.

Proyectos para mejorar la seguridad

¿Por qué se suceden las tragedias en un tramo recto como este? Aunque se trata de un vial con gran afluencia de tráfico que, por estadística, no está oficialmente considerado punto negro, la muerte de tres jóvenes en ocho años conmociona al municipio. El regidor considera que urge tomar medidas para tratar de evitar tantos siniestros graves. “É unha recta onde algúns conductores collen moita velocidade, pouco iluminada, sen aceras...”, señala. Para poner freno a esos excesos de velocidad, su equipo de gobierno presentó hasta dos proyectos a la Consellería de Infraestruturas e Mobilidade de la Xunta, titular de la carretera, desde 2017. Los dos fueron rechazados.

Ambos trataban de mejorar la seguridad del tramo de menos de un kilómetro entre el centro urbano de Gondomar y el cruce semafórico de Mañufe, explica Ferreira. Uno pretendía resolver los problemas que se registran a diario en la rotonda de Elduayen, donde se repiten también las colisiones por la falta de espacio para las maniobras, la visibilidad o el deterioro del pavimento.

El otro, dibujaba sendas peatonales en el trecho hacia Mañufe, carril bici y carriles de circulación más estrechos hasta la intersección en la que se preveía retirar los semáforos y habilitar una glorieta. “A idea é cortar eses excesos de velocidade. Trátase de estender as características de vía urbana que se perden nese tramo ao non existir aceras e reducirse o alumeado público, a pesares de tratarse dun tramo con moito tráfico, cunha estación de servizo e un colexio ao lado”, argumenta.

El alcalde espera que la Xunta reconsidere su postura tras lo ocurrido la madrugada de ayer. Su idea es volver a presentarle ambos proyectos. Para sumar más argumentos a favor, ha encargado un informe a la Policía Local que enumere todos los accidentes de tráfico, graves y leves, registrados en la zona.

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